«Hotel Almirante»

Pablo Núñez TRIBUNA

LUGO CIUDAD

17 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando hace unos años Marta Rivera de la Cruz me comentaba que la TVG llevaría a la pequeña pantalla su novela, no tuve dudas de que la disfrutaría como lo estoy haciendo. Para sacarse el sombrero con la ambientación, el vestuario, o la recreación histórica que ha hecho el equipo de rodaje, y en especial en la ciudad de Lugo. ¿Qué decir de la inagotable cantera de actores y actrices gallegos? Lo mismo brillan en Serramoura como lo harían en Lo que el viento se llevó. Extraordinarios Mariana Expósito, Xoque, Laura Ponte, Chao? Todos y cada uno. Estelar Antonio Mourelos, como siempre, un grande para un cine y audiovisual grande como este.

Mención especial del jurado para Fernando Tato (Javier Aldao). Mestre Mateo, Goya y Óscar para una magnífica Ana Turpin, que borda lo que como lector siempre imaginé en Rosalía Leal. Enhorabuena, Ana. Me has hecho olvidar a otra Turpin, Matilda, que con su fortuna arrebató a Marta el lugar que a mi juicio mereció aquel 15 de octubre. Lástima que mi juicio no fuese jurado, pues este fue soberano.

Pero si les recomiendo que vean y disfruten esta serie, casi les ruego que lean la novela. Cuando pasen las primeras páginas comprenderán el porqué de mi insistencia. A pesar de la perfecta adaptación, que en este caso sí, los guionistas han hecho de la obra, es obvio que resulta difícil condensar en tres capítulos la esencia de una historia tan redonda.

Desde la aparición del cuerpo de una bella joven en la habitación del Hotel Almirante, hasta el desenlace de la trama, se encontrarán atrapados en un paraíso literario que conocemos muy bien. Solamente échenle imaginación con los nombres y reconocerán perfectamente en Ribanova, lugares e incluso personas que estamos muy acostumbrados a ver paseando por Lugo. Sueñen con los tesoros escondidos en la librería El Unicornio, lean las últimas novedades del caso en El Comercio, disfruten de la estancia en el hotel, y vivan en primera persona la rivalidad entre los Aldao y sus rivales. Y ya me dirán si la condesa de Altuna o Juan Sebastián Arroyo les han recordado a alguien. O si se han sentido seducidos por las recetas y los aromas que navegan desde los fogones de las hermanas Leal.